jueves, 1 de septiembre de 2011

Pinochet

Después de un hiperbreve viaje a la selva de Iguazú en la frontera de Argentina con Brasil me encuentro en Santiago de Chile, que es una de las ciudades más bellas del mundo y con más cicatrices en su historia reciente.

Hace un par de horas vi el documental: La muerte de Pinochet. De corte experimental y de fotografía impecable. Se enfoca en los devotos pinochetistas y el delirio de un pueblo fascista. El documental logra demostrar que sí, que el fascismo siempre es vulgar.

Creo a la muerte de Calderón habrá reacciones similares a las que restrata este documental; y claro entre las filas de los que lloren la pérdida del presidente estaría uno de los seres que más amo en este mundo: mi abuela materna.

Un joven de izquierda, por cierto, me miró con mucho recelo. Pensaron que iba a llorar la muerte del dictador o algo así.


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