jueves, 5 de abril de 2012

Quizá en 30 años sea así

La casa sin los Narro y sin la Abreu, es un desierto. Espero a que sea la hora de mi salida a Taxco. Voy a comprar café y por fin encuentro ese que me han recomendado tanto, incluso Franco ha traído a la casa sus maravillosos panes gourmet. Por esa distracción que me cargo, siempre lo pasaba de largo.

Entro, hay una mujer que pide lo mismo que yo. Nos reímos, le digo que Coyoacán está todo solo. Me dice: Deberías de aprovechar para traerte al novio. Me da risa. Menciona que ella se va a Xochimilco con un novio nuevo. Su edad debe ser como la de mi madre, unos cincuenta y tantos. También me cuenta cómo se hizo novia de un hombre en un avión y que la relación duró cinco años.

Le digo, que por ahora, estoy en un periodo distinto.

"Aunque bueno niña, conocerás ya alguien que no sea como los que dice Simone de Beavouir: como los teléfonos; o descompuestos u ocupados. Vas a conocer a alguien bueno".

Me voy riendo.


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