lunes, 9 de abril de 2012

Facciones semitas

Procrastino. Voy por café. Decido comer pan también. Y comprar agua, una botella, grande. Hasta que venga el hermano de Sofía y suba el garrafón tendremos agua. Nunca subiré un garrafón, es una consigna que me he impuesto. Bromeo con ODL por Twitter antes de salir a comprar las cosas.
Camino por la calle. Me cubro con lentes. Todo el día trabajando en casa, sin maquillaje, cabello enredado. Compro lo necesario para un día y camino de regreso a mi casa.
Hombre de facciones semitas me invita a subir a su carro. Cargo el pan, el café tambaleante, la botella de agua. Le digo que no gracias. Insiste. Le vuelvo a decir que no. No tiene caso faltan dos cuadras, le digo. Veo mi reflejo en una de las ventanas de atrás de su coche último modelo. Decido seguir caminando pero el tacón de la bota, traidor, me hace resbalarme. Un chevy fiesta se abalanza contra mí. Me aturdo. Nada, no me han atropellado, pero he tirado el café. El hombre de las facciones semitas se detiene un momento. Volteo a ver y sigue su camino. Sé perfectamente quien es, solía conocerlo bien.

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