sábado, 17 de octubre de 2009

Que no te tapen el hocico

Historia del Becario Ingrato.

Además resulta que ser becario implica no sólo que eres corrupto —si tienes beca pecas— sino que una beca no es una beca sino una mordida para taparte el hocico.

Y si eres becario y eres crítico —y eso es incongruente en la moral mexicana culpígena— entonces, ¿qué más buscas? Nadie puede ser crítico porque tenga convicciones o, digamos, crea que la obligación de un escritor o artista sea precisamente ser crítico, no, ¡qué va! El crítico algo quiere —averíguame, Pancho, cuál es su sueño— y si resulta que no es soñador o que critica para “llamar la atención” —y ahí la mitad del electorado se une al corrupto, porque en México nos choca que alguien levante la mano—; ‘tonces, a darle con un palo hasta bajarle lo ego-huevos.

Estas últimas semanas ha sido Guedea. Ayer ustedes, yo o ella. Mañana, tú.

Si quieres criticar algo, alguien te va a acusar a ti de ser parte del sistema. No importa que hayas ganado compitiendo con decenas o centenares, ¡no!, lo importante es que te sientas culpable y no abras la boca en asuntos reales. Punto.

Artículo completo de Heriberto Yépez, aquí

Archivo del blog