miércoles, 14 de octubre de 2009

Así es

El neurótico es el jardinero de su propio encierro. Y es lindo, excitante, estimulante, disparador, lograr ver, en la vida personal, cuando uno hace ese movimiento para dar luego el paso de desactivarlo. Si uno percibe cómo construye innecesariamente su propio límite, desea salir corriendo a jugar a otra cosa, revertir la situación.

Lo lindo es ver cómo la inteligencia despertada con la revelación (al final soy yo el boludo que crea sus propios problemas) deja en evidencia también que el peligro no era tan grande. El neurótico suele estar más preso de una fantasía que lo atemoriza que de un poder real que lo despoja.


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