lunes, 7 de septiembre de 2009

El Dinosaurio, regresó.

Regresó la especie que se creía extinta. Esta especie patética está de vuelta.

Pásele a ver al Dinosaurio!

El Dinosaurismo Priista está de regreso. (Ingenuos los que pensamos que se había extinguido, Mr. Carlos Fuentes tenía razón amigos).

Si no me creen pos léanle,

Fragmentos de una nota publicada en el ZETA:


MIL ASISTENTES PERO POCOS POLÍTICOS EN SU ÚLTIMO INFORME
EL “ACARREO” DE VALLADOLID.

Montado en una escenografía de sillones blancos y arbolitos bonsáis, el diputado federal Antonio Valladolid rindió su tercer informe de actividades justo el último día de su gestión. Abarrotó el teatro del Centro Cultural Tijuana –con capacidad para mil personas– de simpatizantes acarreados, y contaditos con los dedos de la mano, funcionarios y políticos del PAN.

Un gran contingente proveniente de colonias populares, por ejemplo de El Pípila, que no corresponde precisamente al Distrito 5, jurisdicción de Valladolid, hicieron “bola” a falta de la élite panista que, caso contrario, sí acudió al informe de Carlos Torres Torres.

“Estamos muy contentos con tu trabajo”, le pronunció De la Rosa, presidente del PAN estatal. Mientras minutos antes, en el lobby del teatro, una docena de ciudadanos protestaba con pancartas y le recriminaba a Valladolid haber aprobado el IVA o el IETU: “¡Si vendes mi patria, no vendas mi alma!”. A decir del activista Pedro López Solís, la molestia es porque el diputado representa a la oligarquía tijuanense, nada cercana a las necesidades de las clases populares: “No se nos olvida que salió a la defensa de Juan Camilo Mouriño en la aprobación de la reforma energética”. Aunque breve y simbólica, por unos momentos la manifestación puso nerviosos a director y gerentes del CECUT; ni el diputado Valladolid ni sus invitados se dieron por enterados del connato de bronca, y los protestantes se retiraron calificando el acto de “una farsa política: Mal actuada, por cierto”.

“Este informe está preparado para ustedes, mi gente del quinto distrito”; inició Valladolid, aunque el auditorio era mayormente familias traídas de la zona este de la ciudad y uniformados con gorras y playeras azules. Resaltó y así los enumeró, tres puntos de sus logros: Despenalizar la inmigración y subsanar la falta de personal en el Instituto Nacional de Migración; legislar a favor de la trasparencia y rendición de cuentas, y el haber regresado su fondo de ahorros, 12 por ciento de su sueldo mensual, que canalizó a la comunidad en forma de becas deportivas, asesorías legales, y llevar a 500 pequeños a una función del Circo Hermanos Vázquez: “No tiene precio ver la sonrisa de los niños”, expresó Valladolid, quien intentaba armar frases “llegadoras” pero sin expresión ni emotividad alguna.

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