martes, 4 de octubre de 2011

Una defensa de María Kodama


Bioy fue un hombre moralmente de mal gusto; Borges estuvo hecho en la pasión ética.

No, de ninguna manera el celo de María Kodama se debe a los derechos de autor, lo que sería de justicia, sino a una causa más noble. Borges le dedicó sus años más felices, ella le dedicó la vida. Uno no puede menos que agradecérselo. Extraordinariamente, sobre todo en Buenos Aires, no ha sido fácil reconocerle esa grandeza de ánimo. Y no siempre por mala fe, también por ignorancia, que primero ignora toda delicadeza. He coincidido con María en Caracas, en Nueva York, donde le hicimos un reconocimiento memorable a su trabajo fecundo, en Providence, en Rosario, en Paris, casi siempre al azar de coloquios y congresos. Nunca ha reclamado un pasaje, ni honorarios, ni derechos.


Texto completo del crítico Julio Ortega, aquí.

Archivo del blog