domingo, 18 de abril de 2010

Hoy domingo.

Vi salir a A. del super rápido con una pequeña bolsa de despensa, cachucha negra y paso apresurado. Me dio una ternura infinita. Alguien dígale que el mundo lo ama. Que el mundo no puede odiar a alguien que prepara con amor una cena de chocomilk y pan de mantequilla o un desayuno bien hecho, con jugo de naranja.
Yo ya no te amo A. pero el mundo no te odia, eso me quedó claro al verte salir en este domingo lluvioso con una bolsa minúscula de mandado. Salías del mercado donde mi mamá compraba algunas noches cierta despensa mientras mi hermana y yo esperábamos en un Volkswagen café.
El mundo no te odia A. Nadie puede odiarte. Ni tu mamá.

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