miércoles, 20 de mayo de 2009

Neólogo

Apreciado señor(a),
Mucho agradeceré el espacio que se sirva brindar a las siguientes líneas.
Preocupado por el devenir cultural de Baja California, estado con el cual mantengo nexos afectivos y profesionales desde hace décadas, me preocupa el sesgo que le están dando diversos medios al problema que aflige al CECUT: la inconformidad no es contra de una persona sino en contra de la manera en que llega al puesto.
Siendo los estados de la Federación constitucionalmente “libres” y “soberanos”, los actuales funcionarios federales están obligados legal y moralmente a abandonar los viejos hábitos centralistas. No son patrones, son socios. Los dineros públicos que administran provienen de toda la Nación. Antaño imponían su voluntad centralista: hogaño su mandato es colaborar para elevar la calidad de sus apoyos, que son –hay que insistirlo- obligados.
Firmo una de las carta publicadas por un segmento importante de Tijuana por considerar que es la única que cuestiona, no al recién designado director, sino a la forma en que acaba de ser designado. Nada puedo opinar en contra de la persona, cuyos méritos académicos y administrativos son a todas luces amplios; aunque ciertamente no incluyen experiencia para dirigir una institución cuya naturaleza y especificidad difiere de todos los demás puestos que haya ocupado anteriormente. Tal vez podría aprender a conducir al CECUT. Mucho me temo que la circunstancia que lo llevó a aceptar el puesto se lo impedirá.
Insisto de manera enfática, me solidarizo con la demanda de los firmantes que buscan la manera de actualizar la relación de Baja California con la instancia que coordina a la Federación, el mal llamado Centro.
Atentamente
Felipe Ehrenberg Enríquez

Archivo del blog