Hace un par de horas vi el documental: La muerte de Pinochet. De corte experimental y de fotografía impecable. Se enfoca en los devotos pinochetistas y el delirio de un pueblo fascista. El documental logra demostrar que sí, que el fascismo siempre es vulgar.
Creo a la muerte de Calderón habrá reacciones similares a las que restrata este documental; y claro entre las filas de los que lloren la pérdida del presidente estaría uno de los seres que más amo en este mundo: mi abuela materna.
Un joven de izquierda, por cierto, me miró con mucho recelo. Pensaron que iba a llorar la muerte del dictador o algo así.