Ayer hacía una lista mental de
lecturas diarias para alejarme de pesadillas que me quitaron el sueño – no, no
quiero analizar o ver símbolos en las cosas que sueño- y las lecturas diarias son: Proceso, Animal
Político, Reforma, Bunkerpop, Reporte Índigo, la Jornada, Cosmopolitan USA, en
especial el blog de Ann Breslaw, el New Yorker, Huffington Post, aunque su
sección de literatura es raquítica y bastante malaza su sección de reseña de
series televisivas gringas es un placer culposo; leo el NYT sobre Medio Oriente
y los obituarios, el ZETA en su versión impresa, la Jornada y muy rara vez The
Economist o Washington Post.
Mis lecturas se resumen a los
libros que edito y a una lista que nunca termina de libros por leer. Actualmente
leo a The actual de Saul Bellow, Prosa Lavada de Julio César Pérez Cruz, De la psicosis paranoica de Lacan, mi
curiosidad me ha vuelto en el mejor de los sentidos; liberal. No liberal de
derecha, pues creo en la consiga: ser derecha es el equivalente a ser retrasado
mental. Pero tampoco me identifico con la izquierda arcaica que insulta cuando hablo bien de López Obrador o a la izquierda que
sospecha si critico a López Obrador. Soy creo: liberal al estilo inglés en
el tercermundo. Soy una minoría de uno que asiste a las marchas y vota por la
izquierda realmente existente y que hace lecturas un poco crappy o de genios de vez en cuando.